Cuando incursionamos como inversores en el mercado de divisas o en el de renta variable tenemos la ilusión de que más pronto que tarde comenzaremos a ser rentables.
Pensamos que bastará con una buena estrategia que encontremos en cualquier foro de trading con 1.000 entradas y 10.000 visitas y que a otros les funcione (o al menos eso digan) y, directamente, la copiamos en nuestra plataforma de demostración sin ni siquiera probarla y calcular su esperanza matemática.
Evidentemente, como nuestro deseo de riqueza es más grande que nuestro cerebro (y queremos ganar dinero rápido) la ponemos en práctica en una cuenta real y dejamos de ser disciplinados:
aumentamos el tamaño de nuestra posición, no dejamos correr las ganancias, retrasamos el momento de cerrar las pérdidas, tergiversamos la estrategia y transformamos a placer en una totalmente distinta, etc.